
Finalizamos el boletín con la presentación de un pequeño fragmento de una novela de Luis Sepúlveda: "Un viejo que leía novelas de amor":
"El Dorado no era, en ningún caso, una ciudad grande. Tenía un centenar de viviendas, la mayoría de ellas alineadas frente al río, y su importancia radicaba en el cuartel de la policía, en un par de oficinas del Gobierno, en una iglesia y una escuela pública poco concurrida. Para Antonio José Bolívar, luego de cuarenta años sin abandonar la selva, era regresar al mundo enorme que antaño conociera.
El dentista le presentó a la única persona capaz de ayudarle en sus propósitos, la maestra de escuela, y consiguió también que el viejo pudiera pernoctar en el recinto escolar. [...] Una vez vendidos los micos y los loros, la maestra le enseñó su biblioteca. Se emocionó de ver tanto libro junto [...] Fueron cinco meses durante los cuales formó y pulió sus preferencias de lector, al mismo tiempo que se llenaba de prreguntas y respuestas. Al revisar los textos de geometría se preguntaba si verdaderamente valía la pena saber leer, y de esos libros guardó una frase larga que soltaba en los momentos de mal humor: "La hipotenusa es el lado opuesto al ángulo recto en un triángulo rectángulo".
Un viejo que leía novelas de amor, Luis Sepúlveda. Editorial Tusquets.