martes, 22 de mayo de 2018

Concurso Literario. Reparto de premios


Concurso Literario: "Viajes imaginarios"

El pasado día 24 de abril, se entregaron los premios del  Concurso Literario. Los ganadores fueron los siguientes:

Accésit para Patricia Moreno Ortiz, de 2º ESO por La Aventura de María, ambientada en el incendio de Santander y en el mundo de los elfos.

Accésit para Liam Calonge de 3º B por su relato de misterio La chica del tren

Primero Premio para Víctor Trueba de 4º ESO por el siguiente relato en honor a las jirafas de Cabárceno, fallecidas recientemente en un incedio:

UN LARGO VIAJE

Cuando llegó ya se habían ido. No podía creerlo, después de todo lo que habían pasado juntos, no se habían despedido. Sabía que iba a pasar en algún momento, pero la tristeza podía con él. No era su culpa, podría haber seguido viajando con ellas, pero simplemente se marcharon sin que nadir se diese cuenta. No había llegado a tiempo. En realidad, estaba contento, ellas estarían bien sin él, seguro que serían felices. Pero la simple idea de no tenerlas a su lado nunca más, lo ponía triste.
Todo había comenzado con esa rama. Una simple y débil rama en la copa de un enorme árbol de la sabana sudafricana.Y en esa pequeña rama, su humilde casa, una bastante trabajada tela de araña que le había llevado construir dos semanas. Había abandonado su gran familia hacía apenas dos meses, así cumpliendo su sueño de visitar mundo. Aun así, pese a ese mes y medio de viaje, no estaba ni a dos árboles de su antigua casa. Ojalá hubiese sido águila, capaz de moverse por el mundo entero sin que nadie le dijese nada. O que al menos hubiese nacido en la gran ciudad, donde podría haber cogido algún vehículo de esos que, según su padre, abundaban allí. Su padre era un gran contador de historias, cada vez que contaba una sobre su vida en la gran ciudad, antes de venirse con una familia en coche a la sabana, se quedaba ilusionado con esas maravillas. Sabía que viajar no era cosa de su especie.
Después de un tiempo viviendo su aburrida y cotidiana vida, conoció a tres jirafas. Casi le destrozaron su casa al intentar comer una manzana que había crecido justo encima. A pesar de su primera reacción, se hicieron muy amigos. La araña era feliz subiéndose a la cabeza de ellas, y moviéndose lo más lejos y lo más rápido que se había movido nunca.
Cada  día iban al único lago que había por allí, pero un día, antes de llegar al lago, metidos entre unas hierbas altas, se escondían unas leonas, listas para atacar en cuanto algún ser débil se acercara, y no dudaron en hacerlo cuando pasaron los cuatro. A la primera le pegaron un sanguinario mordisco en la pierna, a la segunda la tiraron de un salto, y a la tercera, en la cual viajaba la diminuta araña, después de tirarla, se disponían a acabar con su vida, cuando de pronto, se oyeron tres disparos, y las felinas leonas salieron disparadas. Tres hombres como los que había descrito su padre aparecieron tras las altas hierbas, y detrás de ellos, apareció un camión de color amarronado, en donde metieron a las tres jirafas heridas.

La araña viajó todo el rato en la cabeza de una de ellas, hasta que llegaron a un lugar con otros animales heridos. La araña presenció cómo curaban a las tres jirafas, las cuales no despertaron hasta tres días después de la operación. Ninguno de los cuatro amigos sabía dónde estaban, habían sido trasladados a un gran espacio cerrado lleno de animales, aunque sabían que mientras permaneciesen unidos, estarían seguros.
Varios meses después, abandonaron ese triste lugar, y los transportaron a un lugar donde cada día veían niños y adultos. Estaban en un espacio bastante grande, mucho más que el pequeño hábitat en el que habían estado conviviendo antes. Cada día los cuatro amigos iban al pequeño lago que había cerca de su humilde casa, y después de hacer unas carreras con otros animales, como avestruces, observaban esos seres extraños que, a su vez, los observaban a ellos pasmados. El mejor momento era cuando un niño les apuntaba con un puñado de hierba, y la jirafa que llevaba a nuestra diminuta araña, se agachaba para contestar, -por supuesto-, y momentos después se comía la hierba que utilizaba como micrófono.
Pero ya se habían ido, lo único que quedaba de su modesta casa eran cenizas y trozo de madera chamuscados. La entristecida araña intentó buscar a sus amigas jirafas, pero no las encontró en ningún sitio. Sabía que nuca las volvería a ver, pero sabía que siempre estaría viajando con ellas, hasta que el tiempo los uniese de nuevo.
En honor a las jirafas de Cabárceno, fallecidas en un devastador incendio que dejó su casa reducida a cenizas mientras las tres estaban durmiendo.

FOTOS:









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