Un Cervantes santanderino. El novelista, poeta y académico Álvaro Pombo (Santander, 23 de junio de 1939) gana el Premio Cervantes 2024 por su "extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración" y se suma a la estela de Gerardo Diego y José Hierro.
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Madrid, es Bachellor of Arts por el Birberk College de Londres. Durante 1966 a 1977 trabaja en un banco en Londres y se interesa por la tradición literaria inglesa.
Cultiva tanto poesía: «Protocolos» (1973-2003), «Variaciones« (1977), «Hacia una constitución poética del año en curso» (1980) pero destaca como novelista, siendo un autor muy premiado: "El héroes de las mansardas de mansard", Premio Herralde en 1983, El metro de platino iridiado", Premio Nacional de la Crítica en 1990 «Donde las mujeres», Premio Nacional de Narrativa de 1997,«La cuadratura del círculo», Premio Fastenrath de 2001, "La fortuna de Matilda Turpín", Premio Planeta de 2006, "El temblor del héroe" Premio Nadal de Novela en el año 2012 y Santander, 1936, fue premiada en 2023 con el Francisco Umbral de novela, entre otros.
Está considerado como uno de los renovadores del realismo subjetivo y define su método literario como “psicología-ficción”. En la obra de Pombo se aprecia su interés por la situación de la homosexualidad en España —él mismo ha reconocido en varias ocasiones su condición sexual—, así como la profundidad psicológica y filosófica de sus personajes, unido siempre a un peculiar sentido del humor.
Es miembro de la Real Academia de la Lengua desde 2004, ocupando el sillón «j» donde leyó su discurso de ingreso titulado «Verosimilitud y verdad». Su obra ha sido traducida a múltiples lenguas: alemán, francés, holandés, griego, inglés, italiano, noruego y portugués.
Fuente: https://www.rtve.es/noticias/2024111
LIBROS DE ÁLAVARO POMBO en la biblioteca:
Libro: "El temblor del héroe".
Autorretrato de Álvaro Pombo: el poeta, el filósofo y el divertido
“Me gusta la palabra poeta y la palabra narrador. Literato no me gusta mucho porque eso es más hombre de letras, que soy en parte y en parte no. Vir bonus dicendi peritus (el hombre bueno que sabe hablar con pericia): soy habilidoso al contar cosas”. Álvaro Pombo, ganador del Premio Cervantes 2024, se resume mientras su discurso no cesa en una verborrea continua. Dice que es pura elocuencia y, también, buen humor, una cualidad que le distinguió desde que llegó a Madrid para estudiar Filosofía. Como le recuerda su amigo desde entonces José Antonio Marina: "Divertido, extravagante, sociable y retraído al mismo tiempo".
Mal estudiante con habilidad para hablar y escribir
“Estudié en el Colegio de los Padres Escolapios de Santander. En el año 1953, en un concurso de redacciones, me presenté con un artículo que se titulaba El libro es nuevo. La primera vez que apareció mi nombre impreso fue un puntazo. No era buen deportista, era mal estudiante, pero tenía la habilidad de hablar, escribir y que me lo publicasen. Luego fui interno a Valladolid y un maestro estaba convencido de que iba a ser escritor
El método para escribir: hablar
"Dicto todo y tengo buena memoria. Me acuerdo de mil cosas al hablar, de mil textos, de poesías de memoria. Es un continuo narrativo oral que después se convierte en unos folios de texto. Luego lo corregimos en voz alta. Miro un poco las hojas, escribo a mano y lo vuelvo a oír. Es el método que tenía Henry James, que escribió La copa dorada dictándola. Es una novela densa llena de agilidad: es la movilidad de la oralidad, la distribución por escenas, lo llamaba él.
Chupatintas en Londres
“Londres tenía ese componente de irrealidad. El ámbito de la irrealidad se produce cuando somos una conciencia aislada, cuando no estamos con el otro. La parte que estuve más en la realidad fue al final, cuando estuve en la facultad y trabajando en Banco Urquijo, donde era un chupatintas”.
Regreso a un Madrid “incomprensible”
“Volví porque en Londres hacía una vida fantasmal. Volví con la idea de publicar cosas, no una vida literaria. Madrid me pareció mucho más raro e incomprensible que Londres. Era la España de la Transición, del 78 y 79. No tenía amigos en el Madrid de la movida. Tardé en integrarme. Me ayudó trabajar en oficina. El asunto es que con 40 y tantos años era ya todo lo que era, pero era un escritor hacia dentro. Empecé a publicar muy tarde. Tardé mucho tiempo en estar en la pomada”
La poesía en lo narrativo
“La poesía es una voz en lo múltiple, en cambio, las novelas me permiten una mejora. En la poesía hay una voz alta y fuerte: es mi voz sin duda, que canta al mundo y también a la desesperación y melancolía, sin matizar del algún modo. Las novelas exigen y permiten los matices. A pesar de que he querido ser poeta, reconozco que es en la novela donde aprende uno la compasión”.
Acostumbrado a no desear
“Hoy en día se ha considerado durante mucho tiempo que tenemos derecho al cuerpo, a la felicidad, al deseo, al placer. Me lo tomo a broma porque tuve una educación para el trabajo. Vivía en un mundo que no eran los placeres y los días como Proust, sino los trabajos y los días. Encaja en mis poetas iniciales como Rilke, veía la vida como una larga tarea. Sigo viéndolo así. No entiendo mucho los placeres. Me he acostumbrado a no desear demasiado los deseos, aunque los deseo”.
El sentido contra la muerte
“La muerte es absurda en el sentido sartriano. Parece que deberíamos continuar siempre, pero sabemos que no es así. ¿Cómo nos hacemos cargo del sinsentido? Yo lo hago creando todo el sentido que puedo: conversaciones, compañía, amistad. Ese es el sentido”.
El buen humor como legado
“Me gustaría ser recordado como poeta y escritor de algunos relatos y poemas. Me gustaría ser recordado por mi elocuencia, pero sobre todo por mis amigos. No olvido nada, recuerdo las personas que quise y las que no quise. Me he reído mucho, me he divertido mucho y he hecho reír muchos. Me gustaría ser recordado porque tengo buen humor”.
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